venerdì 5 febbraio 2010

Psicobloc en Mallorca : 1º parte

Un aventura para espíritus (casi) heroicos
(versión en italiano)

DÍA 1
Miedo.
Estoy en el filo del acantilado de Cala Varqués, por debajo la roca se esconde a la vista dejando sitio al vacío y unos quince metros más abajo la mesa turquesa del mar.
Respiro hondo, salto. El bofetón del agua, un espumar de burbujas todo alrededor. Dos remadas potentes de brazos y alcanzo otra vez la luz cegadora del sol.
Todo bién, es la hora de ponerse los gatos.


Para poder alcanzar el comienzo de las vías se baja escalando por las líneas más vulnerables (destrepes), pero el yuyu del vacío puede ser intenso y hay quién prefiere llegar nadando y secarse cómo se puede arañado en la repisa a ras del agua.

Bajo todo menos que relajado e intento situarme mirando arriba. La linea de iniciación (Genoveses, 6b/10) me domina amenazadora; -ni hablar-, subo por donde he bajado. Necesito otro salto para un chute de adrenalina.

Media hora después reintento y me encuentro en el desplome de la bóveda con las manos pegajosas de sal marino y sudor, nada de magnesio.
Subo uno 5-6 metros resoplando cómo un toro, pierdo la orientación entre estalactitas y nichos, gesticulo con los brazos endurecidos por el miedo hasta que los nervios ceden. Quito los pies de la roca, miro el patio azul por debajo y dejo que el vacío me lleve consigo.
Splaaash.
No imaginaba que el terror pudiera agotar las fuerzas de ésta manera, estoy hecho polvo!
Miro los demás psicobloqueros mientras me seco al sol, hago un repaso de la línea y memorizo los movimientos cómo si fuera la final de la copa del mundo. Lo intento otra vez y en plena fibrilacíon alcanzo el borde del acantilado, que satisfacción!

Quemado por el sol reparo a la sombra del pinar de Beach-4 -que sitio maravilloso- pienso mientras me quedo dormido.



DÍA 2
El sol despiadado de ayer me ha cocido cómo un rosbif, la mañana pasa a la sombra de los pinos hasta la llegada de los estadounidenses.
Shawn y Ry suben, bajan, saltan del acantilado cómo dos linces; galvanizado voy a buscar más compromiso.
Pocas remadas me llevan a 10 metros de altura, regleta, pié-mano, excitado me estiro hacia un agujero y lo agarro cómo si fuera mi vida; pero no hay nada donde poner los pies, pánico!! Las exhortaciones hacen eco alrededor - C'moooon!- , -Vengaaaa!- . Con el celebro que da mil vueltas me estiro cómo un gusano a la búsqueda del canto salvador... nada.
uaaaaahhhh... el vacío me aspira.
Tienes todo el tiempo de mirar abajo la superficie del mar que se acerca. Splaaashhhh.
Reemergo con la cabeza en el centro del disco de espuma blanca que se dilata, el terror que se había adueñado de mi evapora en unos segundo.



Los intentos repetidos y las observaciones de una jornada afinan las estrategias para poderte secar y echarte magnesio en las menudas repisitas de roca cortante, allí donde con cameratismo se reunen los psicobloqueros intercambiando opiniones y compartendo el precioso polvo blanco.



Nos movemos hacia el sector Metrosexual. Shawn, Ry, Lauren y un par de escaladores sudafricanos se lanzan a la conquista de la bulderosa travesía del techo de la bóveda (Bandito, 7c/10) en un espectaculo circense de dinámicos, rugidos, gritos primordiales y caídas por supuesto.
Con las últimas luces del atardecer decido intentar la línea clásica del sector (Metrosexual, 7a/10). Ésta vez los movimientos ya los he visto, una contribución psicologica determinante. Sin embargo después de la cabalgada por el desplome me encuentro apagado en el paso clave arriba, la regleta izquierda es más pequeña de lo esperado, el corazon acelera, levanto el pié derecho cómo puedo, me estiro, los dedos de la mano derecha alcanzan algo que parece bueno, pero en ese momento los pies pierden el contacto, el cuerpo ondea hacia fuera, la mano izquierda pierde el agarre, un microsegundo después la derecha también; pagaría para poseer el fotograma de mi cara en ese instante.
Uuaaahhhh. Otra vez todo azul.
Salgo del agua, me seco , me preparo, subo otra vez y aguanto la oscilación del paso. Los gritos de los amigos me acompañan en la torpe y nerviosa remontada final, con los brazos de madera agarro todo lo que puedo para sacar mi culo lejos de ese maldito abismo. Estoy a salvoooo! Uauhooouuu!

La percepción de todas aquellas sensaciones se bautizó con el neologismo: fliñar, flipar y cagarse de miedo a la vez, un cocktail de terror adrenalínico y vértigos de eufória. La esencia del psicobloc.



Goldie Hawn - 7b/10 - Cala Varqués

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